Nerthus
De ella nos dice Tácito en su obra "De las Costumbres, Sitios y Pueblos de la Germania":
XL. Y, por el contrario, ennoblece a los Longobardos (46) su poco número: porque estando, rodeados de muchas y muy belicosas naciones, se conservan y están seguros, no con sumisión y obediencia, sino con batallas y peligros, y poniéndose en ellos. Los Reudignos, Aviones, Anglos, Varinos, Eudoses, Suardones y Nuitones (47) están cercados y amparados de ríos y de bosques. Ninguno de ellos, tiene en particular cosa notable. Todos en común adoran a Nerthus, que significa la Madre Tierra, la cual piensan que interviene en las cosas y negocios de los hombres y que entra y anda en los pueblos. En una isla del Océano hay un bosque llamado Casto, y dentro de él un carro consagrado cubierto con una vestidura: no es permitido tocarle sino a un sacerdote. Este conoce cuándo la diosa está en aquel secreto, y con mucha reverencia va siguiendo el carro, que tiran vacas. Son días alegres y regocijados y lugares de fiesta todos aquellos donde tiene por bien llegar y hospedarse. Y no tratan de cosas de guerra (48), ni toman las armas, y todo género de ellas está encerrado, y solamente se conoce y ama la paz y quietud, hasta que el mismo sacerdote vuelve la diosa a su templo, harta y cansada de la conversación de los hombres. Y luego se lava en un lago secreto el carro y la vestidura, y la misma diosa, si así lo quisieres creer. Los esclavos sirven en esto, los cuales traga luego el mismo lago: de donde les viene a todos un oculto terror y una santa ignorancia de que pueda ser aquello que ven solamente los que han de perecer.
Notas:
(46) Durante el reinado de Augusto, Tiberio les obligó a retirarse de las cercanías del Elba. Se cree que las tierras que sucesivamente ocuparon en una y otra margen, fue una parte del ducado de Magdeburgo y de la Marca Media. Hacia 568-72, el rey Aboin, abandonó Panonia, donde había estado su pueblo 42 años, y conquistó la parte superior de Italia, fundando el reino de los Lombardos, que aniquiló, dos siglos más tarde, Carlomagno.
(47) De todos los pueblos que Tácito enumera, sólo se tienen noticias históricas de los Anglos. De los otros únicamente ha llegado el nombre a nuestros días. No obstante puede afirmarse que ocupaban el Oder, el Elba y el Báltico, en lo que luego fue Meklemburgo y una gran porción de Hoigstein.
(48) Sin duda esto no es otra cosa que la vieja costumbre germana, de la que muy bien puede derivarse la tregua de Dios, al decir de algunos historiadores, aunque bien pudieran ser pura coincidencia en la semejanza.